Las grandes ciudades y pueblos del Camino de Santiago cuentan con hermosas edificaciones religiosas, que son imposibles no admirar en el paso por las rutas jacobeas. En ellas se representa claramente el arte románico de la época y han servido como inspiración para muchos peregrinos y turistas religiosos.

El románico oficialmente se data para el 1003, el cual fue declarado por el monje Raoul Glaber. Durante este periodo se enfrentaba el hambre en prácticamente toda Europa, como consecuencia de diluvios y sequías en los territorios. Y como una revelación y surgimiento de los pueblos, se inicio un arte esplendido arquitectónico románico en esencia, a través de numerosas construcciones en Italia y Galia, donde resaltaban las edificaciones religiosas, como iglesias y ermitas.

Estas manifestaciones artísticas, ofrecieron una vistosidad muy peculiar a las villas y pueblos, resaltando las altas torres, decoraciones entorno a la divinidad y expresiones místicas. Impresionantes ante cualquier persona, tenían el propósito de representar al Dios creador por medio de las diferentes expresiones de arte del ser humano. Expandiéndose en medio de una inestabilidad que era evidente en las fronteras de Europa.

Para el siglo XI y XII las sociedades medievales tomarte parte reconstruyendo y edificando castillos, palacios, murallas, templos, ermitas, iglesias, puentes y fortalezas, dándole una oportunidad de crecimiento y transformación de pueblos enteros, estancados en un pasado.

Hecho que sirvió para embellecer y fortalecer territorios, promoviendo actividad económica con rutas comerciales, donde el Camino de Santiago fue un motor importante para el desarrollo de la Europa Occidental.

El Camino de Santiago sirvió de ruta para muchos de pueblos rurales que trabajaban en otros pueblos y ciudades. Siendo icónico hasta nuestros tiempos las impresionantes iglesias de estilo románico que se hayan en localidades y ciudades del camino, muy bien conservas y con patrimonios de gran valor, gracias a las aportaciones de arquitectos, aristócratas y nobles, con grandes obras de cantores y pintores.

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