Pamplona es la primera ciudad que topan quienes transitan, siguiendo el camino francés, hasta Santiago de Compostela. Pamplona, primera del camino. Esa es la frase repetida infinitas veces que daba sentido a la relevancia de la ciudad en la Ruta Jacobea. La capital navarra era el primer lugar en suelo peninsular donde los peregrinos podían comer un plato caliente, descansar, o restablecerse con un baño y un buen masaje de pies. Era y sigue siendo una parada obligada.

Para que a quienes deciden hospedarse en alguno de sus albergues de peregrinos no se les escape ningún detalle de la ciudad, el Ayuntamiento de Pamplona organizó la pasada semana, coincidiendo con el Día de Santiago, una visita guiada por el recorrido del camino dentro del recinto amurallado de Pamplona, por los puntos que debían atravesar los peregrinos de siglos atrás, y que se mantienen aún a día de hoy.

Una quincena de participantes, en su mayoría peregrinos venidos de Italia, Brasil, Asturias o Bizkaia, se dio cita bajo la fachada de la Catedral, centro de la vida de la primitiva Iruña, luego del burgo de la Navarrería y, ahora, parte importante en la vida de la ciudad.

Allí recibieron los primeros datos de la Fundación de Pamplona con el peregrinaje a Compostela, surgido en el siglo IX a raíz de los restos atribuidos al apóstol Santiago. De los pies de la catedral, bajo las campanas María y Gabriela (que pocos días después cumplió 500 años de vida), la comitiva marchó hacia el Portal de Francia, la entrada a Pamplona por el camino francés, guiados por José Carlos Carnero, del colectivo cultural Íñigo Arista.

El fortalecimiento y ampliación del Camino fue el fruto del empeño de los monarcas cristianos, conscientes de que además de una cohesión religiosa traería consigo el aumento del comercio entre sus territorios y la cohesión territorial frente al poder islámico en la península. La expansión comercial hizo posible que a los peregrinos encontraran todo tipo de productos, básicos y no tanto, en las ciudades por las que pasaban. En el caso de Pamplona, la venta de determinados productos a los peregrinos estaba reservada para cada uno de los burgos, a pesar que los albergues donde se hospedaban estaban en la Navarrería.

La división en tres burgos de la Pamplona medieval fue una nueva enseñanza para los peregrinos, ahora turistas. Bajo a la fachada del Ayuntamiento, Carnero explicó a los presentes el simbolismo de la ubicación del centro del poder municipal, a raíz del Privilegio de la Unión de 1423 dictado por el rey Carlos III, en el barranco que separaba las tres murallas, además de las esculturas de la fachada.

Antes, el grupo había hecho un alto en el camino, y en el tiempo, cuando se detuvo en la curva de la calle Estafeta y Mercaderes, para una ligera explicación de uno de los puntos emblemáticos del Encierro. 

Siguiendo la ruta, la siguiente parada fue la iglesia de San Saturnino, frente y entrada del burgo de San Cernin. Allí, recibieron detalladas explicaciones sobre las dos figuras que custodian su entrada, una escultura de Santiago vestido de peregrino y otra de San Saturnino, patrón de Pamplona.

El punto de destino de la visita fue el centro de interpretación del Camino Ultreia, en la calle mayor. El centro recibe el nombre del saludo entre peregrinos en la Edad Media y alberga la información sobre el Camino de Santiago en Navarra desde su origen hasta hoy en día, tanto de la ruta del el camino francés, el aragonés, el baztanés y el del Ebro.

Para terminar la jornada, una hora después de su inicio, la plaza de Santa Ana acogió una actuación de música en directo, combinada con una cata de vinos, degustados entre temas como Every breath you take, La chica de Ipanema o I have nothing. Musikata, nombre que recibió la actividad, estuvo dirigida al público adulto con un carácter gratuito.

Web: https://www.noticiasdenavarra.com/2019/08/07/vecinos/pamplona/observar-el-camino-de-santiago-intramuros

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