En la actualidad el Camino de Santiago, mueve miles de personas cada año, llegando a la cifra de 300.000 peregrinos para el año 2018. Sabemos que, como un imán, el camino atrae y atrapa, pero cual es la real historia del Camino y como se origino de la mano de los primeros peregrinos; dedicaremos el contenido de este segmento a conocer los hechos que marcaron un antes y un después, de esta ruta milenaria.

La peregrinación surge espontáneamente, cuando Alfonso II El Casto, monarca que reinó durante un largo período enmarcado desde el año 791 a 842; se encontraba en Oviedo la capital en ese entonces, al enterarse del descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago fue al lugar para confirmar la información.

Según cuenta la historia, un ermitaño llamado «Pelayo» que vivía en Solovio, en el bosque de Libredón, empezó a observar durante las noches resplandores misteriosos. Inmediatamente informó del hallazgo a Teodomiro, obispo de Iria Flavia que marchó a aquel lugar encontrándose que esa luz revelaba el lugar donde estaba enterrada el Arca Marmárea. En el sepulcro pétreo reposaban tres cuerpos, atribuyéndolos a Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Anastasio.

Teodomiro visita la corte ovetense de Alfonso para informarle de tan fenomenal suceso. El monarca organiza un viaje a este lugar rodeado de sus principales nobles, y al llegar al citado "Campo de Estrellas" (Compostela) manda la construcción de una pequeña iglesia de estilo asturiano, que ha sido constatada por las excavaciones arqueológicas. Teodomiro traslada la sede episcopal a este lugar y muere en el año 847 (en las excavaciones arqueológicas ha aparecido su lauda sepulcral).

El descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago en Compostela y se convierte desde el siglo X en el eje que articula la consolidación de los reinos cristianos frente a la dominación musulmana, a la vez que permite la normalización de la liturgia cluniacense europea frente a la mozárabe hispana.

Al estabilizar medianamente su política, hubo un crecimiento un tanto considerable de la peregrinación en Europa, originando numerosos caminos hasta Santiago de Compostela; de donde surge la expresión todos los caminos llegan a Santiago. Gracias otro de los peregrinos ilustres, Aymeric Picaud, a quien se le atribuye la autoría de la 5ta parte del Códice Calixtino, conocida como “Guía del peregrino”, se popularizó el gran camino espiritual, específicamente el Camino Francés, atrayendo a millones de peregrinos desde la Edad Media en un intensísimo movimiento de masas que estructuró y conformó a toda Europa y, con diferentes altibajos históricos.

El lamentable descenso popular de las peregrinaciones ocurrió a en partir de la peste negra, que asola Europa en el siglo XIV. Doscientos años después, el protestantismo es otro acontecimiento que afecta severamente al Camino de Santiago, expresando cantidad de personas que nadie asegura sean los restos del Apóstol y mucho menos.

Luego surge la amenazada en 1587-1602 del corsario Francis Drake de destruir la catedral y el relicario del Apóstol, el arzobispo de Santiago Don Juan de Sanclemente y Torquemada, ocultó sus restos llevándose el secreto a la tumba. Sumando otros motivos, las peregrinaciones hacia Santiago de Compostela, no superaban unas pocas decenas, en los siguientes dos siglos.

Un resurgir se asoma en 1879, cuando el arzobispo Payá Rico descubre los restos del apóstol y se apresta a la aprobación de la autenticidad de las reliquias, que consigue de las autoridades eclesiásticas y científicas españolas de la época y que ratifica el propio Papa León XIII en su Bula Deus Omnipotens.

Y en el siglo XX se palpa verdaderamente, el resurgir de las peregrinaciones hacia la Catedral de Santiago de Compostela. Declarado como el “Primer Itinerario Cultural” en 1987, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993 y recibió el “Premio Príncipe de Asturias a la Concordia” en 2004.

La influencia de la promoción turística marca un antes y un después, siendo conocido en todos los continentes, atrayendo a peregrinos de todo el mundo sin distinción por país de origen, idioma o ideología. Se ha ganado el prestigio mundial, por su carga espiritual y liberadora, pese a la cotidianidad llena de consumismo y materialismo.

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